En vista de las distintas condiciones humanas, las variadas escuelas de yoga se han acercado,
incluso a las más básicas posturas de hatha yoga, desde perspectivas distintas y teniendo
expectativas también distintas.
Asimismo, los instructores y guías de práctica de yoga se enfrentan a un amplio abanico de
practicantes, también ellos con enfoques y expectativas distintas, que van desde un atleta a un
ama de casa.
Aunque a primera vista esto pareciese una dificultad, sin embargo no lo es. No es ningún problema
trascender estas diferencias, porque para todos, no importando su edad o su condición física, el
objetivo más importante del yoga no es la flexibilidad, ni la fuerza, ni el equilibrio, ni la habilidad de
realizar posturas de faquires o circenses. El objetivo primordial del yoga en su aspecto más
inmediato y práctico es desarrollar conciencia y estar presentes momento a momento en nuestro
cuerpo, mente y respiración. Desde este estado de conciencia y presencia, nace nuestro
autocontrol, y del autocontrol resulta la gracia y la belleza en las posturas.
Y son esta gracia y belleza las que de a poco también se trasmiten al resto de nuestras actividades.
Para ello y para lograr una mejor práctica de yoga es favorable tener presente las siguientes
premisas a modo de guía:
1º- Atención enfocada:
Llevar la atención siempre al cuerpo. Podemos prestar atención a la respiración, a los tejidos
corporales que estamos estirando, a los movimientos que realizamos y a los pensamientos que
surgen. El yoga nos entrena en cuerpo y mente.
2º-Conciencia de la respiración:
Usar inhalación y exhalación para realizar los movimientos de entrada y salida en las posturas.
Mientras se hacen las posturas es una regla general mantener las vías respiratorias completamente
abiertas, respirar solo por nariz suave y silenciosamente.
3º-Construir fundamentos:
Al realizar las posturas enfocar la atención en los apoyos y en las estructuras corporales que
usamos para armarla y mantenerla. Este prestar atención es en función de dos objetivos: evitar
lastimarnos y entender los efectos de la postura en sí. Tomar conciencia del tejido conectivo que
unen las articulaciones y el sistema óseo. Para reforzar el tejido conectivo hay que fortalecer las
articulaciones, tendones, ligamentos y fascias. Esto se hace fortaleciendo el cuerpo de dentro hacia
fuera, desde los músculos internos del torso hacia las extremidades.
4º-Entrada y salida de las posturas:
Moverse lento y conscientemente al entrar y salir de las posturas, vigilando el cuerpo entero, en
cada una de sus partes y la respiración, haciendo que trabajen como un todo armónico en forma
consciente.
5º-Escuchar y respetar el dolor:
Hacer oídos sordos a los mensajes del cuerpo es ser candidato a padecer sobre estiramientos,
tendinitis, pinzamientos y roturas de discos intervertebrales. Para evitar esto debemos desarrollar
autoconocimiento, consciencia y auto respeto. Practiquemos yoga evitando cualquier dolor.
Tengamos presente que la sensación de dolor es un regalo de la naturaleza para evitar lastimarnos.
6º-Cultivar regularidad, entusiasmo y prudencia:
Practicar a la misma hora y lugar cada día. Cultivar el entusiasmo y la prudencia al mismo tiempo
durante la práctica.
Prestar especialmente atención cuando nos sentimos fuertes, flexibles y con energía, ya que en ese
momento es cuando más probabilidades de lastimarnos tenemos.
7º-Responsabilidad personal:
El instructor puede solicitar ciertas posturas o dejarse llevar por el ímpetu de querer hacer más, sin
embargo somos nosotros, los practicantes, quienes decidimos que somos capaces de hacer y
como.
Las posturas de yoga no son posturas habituales en nuestro cuerpo y debido a esto exponen las
debilidades y carencias del mismo con facilidad. Entonces, depende de nosotros, que habitamos y
sentimos nuestro cuerpo, decidir como y cuando hacer algo. Debemos tener presentes las
contraindicaciones de las posturas. Y también hay que saber sentirse bien en el momento de la
práctica, una hora después y un día después.
8º-Cultivar la paciencia:
Seamos tortugas. Movámonos lento, continuo y fluidamente. Sin expectativas y disfrutando la
práctica.
9º- Siempre Sonreir:
Tengamos presente que el movimiento de los músculos faciales Cuando nos reímos, nuestro
organismo segrega diversas sustancias a nivel cerebral, en primer lugar, endorfinas, elementos que
tienen gran poder analgésico mitigando el dolor; asimismo, se libera adrenalina, (componente que
incrementa creatividad e imaginación), dopamina (favorece la agilidad mental) y serotonina (posee
efectos calmantes y disminuye hambre y ansiedad).